martes, marzo 14, 2006

Mi amigo

Caminando solitaria, con maleta en mano y en el sitio más inesperado, encontré a mi amigo.

No era el mismo. Nada es lo mismo. Tampoco tiene que serlo. Lo abracé. Me dió la mano. Nos buscamos las miradas. Y resulta que fue incompleto. Me quedé con un extraño sabor a hierro en la boca, con los ojos secos porque las lágrimas se me fueron para adentro, con el corazón un poco sobresaltado y con el cuerpo un poco titilante, nostálgico.

Lo extraño. Sí, sin duda hay algo en el Universo que nos une y nos encuentra. Pero yo, que soy mundana, lo extraño.