miércoles, abril 26, 2006

Not hotheaded...

La historia es verdadera. Se trata de un señor que yo conocí en algún lugar de América Latina. Era un alto funcionario de un ministerio de gran importancia, de esos cuyas labores son incomprensibles para los ciudadanos. El caso es que eso no es relevante aquí. Lo relevante es que el hombre llevaba como 30 años fumando casi TRES cajetillas de cigarrillos al día. 60 cigarros diarios. Humo al por mayor, uñas amarillas, voz rasposa, ropa impregnada, pulmones destrozados, dientes desgastados.

Un día el susodicho señor despertó y dijo en voz alta (yo no lo escuché, pero me contó): Desde hoy ya no fumo más... y lo cumplió. Estuvo a punto de colapsar durante casi una semana. Pero luego se repuso y comenzó a vivir de otra manera. Sin fumar. Simplemente sin fumar.

Desde hoy la Casio, que no fuma para nada y tampoco tiene ninguno de esos vicios asociados a drogas y sustancias lícitas o ilícitas, sigue este ejemplo con otro hábito, uno de comportamiento. Quien la vea disfrazandose de verde, portando escamas y sacando una lenguita afiladita... haga favor de pasarle un cigarrillo encendido...

Gracias.