miércoles, mayo 10, 2006

Nick y Jesús...Sí, ese Jesús

Encontré un librito en Ghandi mientras esperaba a un amigo. Era la edición del Oso del Evangelio según San Marcos, del Nuevo Testamento, de la Biblia. Lo que me gustó y me pareció revelador fue que tenía un prólogo de Nick Cave. Cave, además de cantar las maravillosas y desgarradoras canciones que me han desgarrado o sostenido el alma y el cerebro en varios momentos, además de haber hecho una participación magistral en Shrek II con People Ain't no Good, también escribe!!! Hasta una novela tiene... El prólogo a un evangelio (raro, no?), está bien escrito y bien traducido.

En estos días de tanta introspección y, como dirían todos mis canadian friends, soul searching, he leído varias veces su prólogo (a lo mejor lo que debería de leer es el propio Evangelio...). Aquí transcribo algunos fragmentos que me han gustado:

Marcos recogió de enseñantes y profetas la maraña de hechos que comprendía la existencia de Cristo y supo transformar estos hechos en una estructura biográfica más o menos completa. Marcos se aplicó a esta tarea con tan desenfrenada insistencia, con un frenesí narrativo tan compulsivo, que uno tiende a pensar en un niño que refiriera algún cuento fantástico, desgranando dato tras dato como si el destino del mundo entero dependiera de su narración...Los hechos se entrelazan unos con otros "inmediatamente" o "al cabo de un momento", los protagonistas "corren", "gritan" o "se admiran"; la misión de Cristo aparece inflamada de una urgencia deslumbradora. El Evangelio según San Marcos se puede equiparar a un manojo de huesos en el que la información se muestra tan cruda, magra y dotada de nervio que la narración sufre de una melancolía cimentada en la ausencia. Escenas profundamente trágicas aparecen descritas mediante un lanconismo y una economía expresiva tales que la convierten en muestras casi palpables de una tristeza de proporciones inéditas...

Las escrituras de Marcos nos presentan un Cristo en profundo conflicto con el mundo. Empeñado en su misión redentora, la soledad que le envuelve termina por mostrarse insoportablemente intensa. En la cruz, dedica su último lamento a un Dios por quien se cree traicionado...Según me parecía, Cristo fue víctima de la falta de imaginación de la humanidad; su tormento en la cruz tuvo por instrumento los clavos de una creatividad entumecida.

...

El Cristo que la Igleia nos ofrece, el "Redentor" plácido y sin sangre, el hombre que sonríe benigno a la infancia, de exquisita compostura aun en el momento del suplicio, constituye la negación absoluta de Cristo, de su dolor poderoso y creativo, de su furia ardiente tan vívidamente reflejada por Marcos...El contentarnos con la mera adoración de la perfección de Cristo nos lleva a hincarnos de rodillas y agachar la cabeza en gesto lastimoso. Esto no es lo que Cristo buscaba de nosotros. Cristo vino a la tierra para liberarnos. Cristo comprendió que, humanos como somos, nos hallamos eternamente fijados a la tierra por la fuerza de gravedad: nuestra mediocridad, nuestra escasez. Fue gracias a su ejemplo que Cristo aportó a nuestra imaginación la libertad para alzar la cabeza y aspirar a lo más alto. Para ser como él, en definitiva.

Epílogo propio: El otro día Michelle me señaló un taxi que en la ventanilla tenía una estampita de Jesús y la leyenda: No me "reses", imítame...