martes, febrero 28, 2006

Melancolía a cuatro manos

Melancolías vagas
Vagancia espiritual/mental melancólica
Como las leves y oprimentes tardes de domingo
Sensación muy clara sin causa definida
Que arrebata el espíritu y nubla la mente...

La Casio y su querido invitado Juan Miguel

lunes, febrero 27, 2006

Mónica


Complicidad. Introspección. Historia. Sonrisas mil. Lágrimas dos mil.

Relatos inacabados. Reflexiones constantes. Cinismo. Diversión. Alegría.

Tristeza. Crecimiento. Realidad. Transcendencia. Gratitud. Amor.

viernes, febrero 24, 2006

Useful concepts I happen to know

Distimia
Seasonal Affection Disorder
Prozac
Elly Lilly
Lexapro
Effexor
Paxil
Tafil
Escitalopran
Citalopran
Serotonina
Neurotransmisores
Inhibición
Captación
Recaptación
Psicoterapia
Freud
Frankl
Adler
Obscuridad
Dolor
Levedad
Impermanencia
Incomunicación
Melancolía
Vaguedad
Resistencia

miércoles, febrero 22, 2006

Las dos Casiopeas

La primera es un personaje de la mitología griega. Una mujer desquiciada, reina, hermosa pero amarga, que se encela de todo y que quiere ser el hit del mundo. Según una leyenda Griega, el dios del mar Poseidón colocó a la figura de Casiopea entre las estrellas, en una posición ridícula como castigo por su pretensión. Era tan vana que proclamaba a los cuatro vientos que ella y su hija Andrómeda eran más bellas que las ninfas del mar, las Nereidas.

Por supuesto que las Nereidas se enojaron y la fueron a acusar con Poseidón, quien amenazó con enviar un monstruo marino y una inundación para destruir la tierra de Casiopea. Es decir que esas Nereidas salieron peores que la bruja de Blanca Nieves y Poseidón más irracional que Fox cuando se casó con Martita...

El esposo de la Casio, el rey Cefeo, se asustó ante la amenaza y consultó a su oráculo. Éste le dijo que la única forma de prevenir la destrucción de su reino era sacrificar a su hija Andrómeda al monstruo marino, para apaciguar la ira de Poseidón...Obedientemente, y como le importaba más el reino que la hija, Cefeo la encadenó en un acantilado en el mar. Entonces ZAZ! la omnipresente historia de la Cenicienta se apoderó del guión de este relato, porque resultó que Perseo, un guapo sobrino del rey de Argos, estaba viajando a lo largo de la costa... igualito que el príncipe de la Bella Durmiente... vío a Andrómeda y se enamoró de ella. Para ese momento ya había visto a las Nereidas y ninguna le había movido el tapete, o sea que probablemente la Casio tenía razón. Entonces el fortachón y heroíco Perseo se ofreció a rescatarla para luego casarse con ella. Por supuesto que lo logró con la ayuda de unas sandalias mágicas que le permitieron volar y una espada también mágica que le dió el Dios Hermes. Así que Andrómeda fue feliz, Perseo pudo casarse con la que quería, su ego creció mas que el de la mamá de la novia, las Nereidas hicieron berrinche y a Casiopea la castigaron por andarse creyendo mucho.

Más allá de que me ha permitido darme cuenta de que en realidad hay muy pocas historias originales en la mitología y las subsiguientes obras de literatura romántica, me gusta la historia de Casiopea la reina porque muestra a una mujer muy humana, contradictoria, con muchos defectos pero también con vulnerabilidades y, lo más admirable, con el valor suficiente para cuestionar y retar los absurdos. ¿Porqué carajos unas ninfas van a ser más bonitas que ella?

La otra Casiopea, la que originalmente inspiró mi alias , es la tortuga que sale en Momo, de Michael Ende, por cierto uno de mis escritores favoritos. Es la apacible y tranquila amiguita que todos quisieramos tener en nuestros mundos color de rosa. Es la pacificadora presencia que da a la protagonista la certeza del futuro - porque Ende lo tenía muy claro: casi toda la angustia del ser humano proviene de que no es capaz de relajarse en torno al futuro. En ese sentido, la Casio es un personaje místico, el elemento espiritual, super poderoso, que el ser humano necesita en toda historia, para poder vivirla, para que el camino sea menos árido.

Me gusta esta Casio porque es chida. Se divierte con Momo. En cierto modo, da la impresión de que se regocija en la angustia de los que la rodean... sabe más que los otros y por eso puede ser cínica. Además es tortuga y por lo tanto tiene una eterna sonrisa entre burlona y serena. Tiene ojitos milenarios y boquita pequeña pero mordelona. Tiene un pedazo de la historia del universo impreso en el caparazón. Y lo más importante, tiene una paciencia infinita que sí, hoy sé que produce resultados inmediatos... la mayor parte del tiempo anyway...

lunes, febrero 20, 2006

Mensaje críptico...

El que no quiere ser tu amigo... ¡¡SIMPLEMENTE no pertenece a tu mundo!!!

Merci beaucoup...

M.

martes, febrero 14, 2006

Sentido renovado para mi imagen favorita...

Adolph-William Bougerau, El rapto de psique. 1895

Villamelón

Sí, soy villamelón. A pesar de que no tanto como antes, me sigue gustando u2. Es una mezcla de nostalgia con euforia. Son recuerdos muy gratos de un pasado con el que en algún momento me llevé muy mal pero hoy aprecio con tranquilidad. Es también la referecia a mi rollo obsesivo-compulsivo con Las Alas del Deseo, Tan Lejos y Tan Cerca y la irrefrenable atracción que siento por los ángeles. Es The Edge, carajo, uno de los hombres más sexies del mundo...

Y hoy, en la víspera del anunciado evento... solo tengo una frase en la cabeza...

Just the bang, and the clatter, as an angel hits the ground...

M.

miércoles, febrero 08, 2006

Some british notes...to self...








lunes, febrero 06, 2006

Simple...

“Entre dos explicaciones, elige la más clara; entre dos formas, la más elemental; entre dos expresiones la más breve”.

Eugenio D´Ors

miércoles, febrero 01, 2006

No heat

Recuerdo con absoluta claridad el día en que mi profesora de historia mundial, directora en ese entonces de la Cineteca Nacional, transmitió en estreno clandestino para los regocijados estudiantes de ciencias sociales la película Asesinos por Naturaleza, de Oliver Stone. Yo tendría unos 19 años y era entusiasta y candorosa.

Mi reacción, similar a la de la gran mayoría de mis compañeros, fue de absoluta fascinación ante la muerte y la violencia como espectáculo. Todos nos sentimos de algún modo estimulados, entusiasmados, ante la monstruosidad casi sublime del matar por matar, ante la sangre derramada que resultaba irremediablemente atractiva, ante la brillante crudeza con que los protagonistas se muestran absolutamente humanos: capaces de matar a no-importa-quién pero también de amarse uno al otro de la manera más profunda.

A mi me parece que Asesinos por Naturaleza tenía un mensaje de carácter moral: denunciar, o al menos señalar, la burda manera en la que el mass-media había convertido a la violencia y al asesinato en productos y demostrar que las personas habíamos dejado de conmocionarnos ante la presencia lejana pero inmediata del crimen como espectáculo. Eso no era ninguna novedad. Tampoco era un mensaje muy nítido, en tanto la película se convirtió en lo que criticaba: un producto compuesto básicamente de violencia, muerte, sangre y euforia, recibido con los brazos abiertos por las masas alrededor del mundo.

10 años después, un poco menos candorosa pero igual de entusiasta, voy a ver Munich, de Steven Spielberg. Más allá de sus pataletas anti semitas y de sus claras denuncias políticas que le ganarán (o le están ganando) la animadversión de judíos alrededor del mundo, el mensaje moral de Spielberg resulta claro: matar deshumaniza, matar despoja de emociones al ser humano, matar a un terrorista puede ser popular pero tiene un alto costo para el alma. La máxima de Ghandi se convierte en película: An eye for an eye will leave the world blind.

El asunto aquí es que la máxima ghandiana se repite una y otra vez a través del truco vendedor de siempre, ya usado por Stone pero también por Tarantino, Robert Rodriguez y muchos más: muerte, violencia, sangre, balazos, golpes, lágrimas, vómito, bombas. A final de cuentas eso es lo que vende. Eso es lo que yo llevo comprando desde hace un tiempo, ¿o si no porqué mi fascinación ante la impasible sonrisa de Uma Thurman y sus técnicas letales? Así, ahí estaba desde mi butaca, protegida con la luz de la pantalla, cómoda y limpiecita, cauterizada, perfectamente capaz de combinar palomitas y refresco con sangre molida, pedazos de hueso y cocteles molotov. Sí, me sobresalté con los primeros tres asesinatos y me dieron ganas de llorar cuando pensé en los atletas de Munich y lo asburdo de sus muertes. Pero después ya nada. Ni un parpadeo. Las matanzas retratadas por Spielberg eran tan ordinarias que no producían "heat". Sí, por supuesto que a lo largo de la película, al igual que la mayoría de la gente supongo, pensé que es muy importante acabar con la violencia, que la guerra es "mala" hasta para los pobrecitos soldados, que no tiene caso andar matando sin ton ni son - porque además se genera suciedad que hay que limpiar -, que por culpa de los que jalan los gatillos llegamos hasta el 11 de septiembre...muy bien evocado por cierto con dos torrecitas gemelas en un New York setentero en la escena final...

Y?? El problema (es problema?) es que parece que uno (o bueno, yo) tiene que hacer un esfuerzo para diferenciar, a nivel emocional, los asesinatos de ficción y los de a deveras...Después de ver Munich me quedo pensando en que a través de la pantalla del cine o de la tele ya no se siente mucho cuando se ve la sangre y se testifica la muerte, que toda esta violencia es tan inmediata pero tan remota porque el mass-media, bendito invento!, brinda hoy la consoladora y acalla-conciencias posibilidad de la indignación ascéptica ante la injusticia, la violencia y la guerra...

Munich, al igual que Asesinos, se convierte - tal vez irremediablemente - en el producto mismo que intenta criticar. No heat at all, moralidad maniquea exudada hasta por los poros, statements políticos, un intento por señalar la complejidad del alma humana (qué novedad!) y sobre todo, buenas ventas, controversia publicitaria para el percudido director y posiblemente, claro! un Academy Award...